¿Existe el síndrome del intestino irritable?
- Samanda Rodríguez Meiriño
- 18 feb
- 3 Min. de lectura

El síndrome del intestino irritable (SII) es un diagnóstico cada vez más común en consultas digestivas. Se estima que afecta entre el 10 y el 15% de la población mundial, con una mayor prevalencia en mujeres jóvenes.
Pero, ¿realmente existe como una enfermedad en sí misma o es solo una etiqueta para síntomas sin una causa clara?
¿Qué es el síndrome del intestino irritable?
El SII se caracteriza por dolor o malestar abdominal, que se alivia con la defecación o el paso de gases, y se asocia a cambios en la frecuencia y/o consistencia de las heces, sin anormalidades físicas, radiológicas o endoscópicas ni hallazgos de laboratorio que indiquen enfermedad orgánica.
A pesar de ser catalogado como un "trastorno funcional", el SII no es solo un problema digestivo, sino un trastorno físico y mental. Existe una alteración en el eje microbiota-intestino-cerebro, el sistema de comunicación bidireccional entre el tracto digestivo y el cerebro. Esto explica por qué muchas personas con SII también experimentan ansiedad, depresión, fatiga crónica y problemas de concentración.
El problema con el diagnóstico de SII
Uno de los principales problemas con el diagnóstico de SII es que puede realizarse de forma superficial sin tener en cuenta las causas. Se considera SII, cuando no existe otra causa que produzca los síntomas.
En muchas ocasiones, los síntomas pueden deberse a condiciones subyacentes como:
🔹 Alteraciones en la microbiota intestinal: Un desequilibrio en la microbiota puede afectar la digestión, la producción de neurotransmisores y la respuesta inmunitaria.
🔹 Sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO): Muchas personas diagnosticadas con SII en realidad tienen SIBO, lo que explicaría la hinchazón, los gases y los cambios en el tránsito intestinal.
🔹 Hipermovilidad o hiposensibilidad visceral: El intestino de las personas con SII puede ser más sensible al dolor o tener un tránsito más rápido o más lento de lo normal.
🔹 Factores emocionales y estrés crónico: El estrés activa el sistema nervioso simpático y puede alterar la motilidad intestinal, la producción de ácido gástrico y la respuesta inflamatoria.
🔹 Alteraciones en la producción de neurotransmisores: Un 90% de la serotonina del cuerpo se produce en el intestino, y su desequilibrio puede afectar tanto la función digestiva como el estado de ánimo.
¿Cómo abordar el SII desde un enfoque funcional?
En lugar de conformarse con un diagnóstico de SII sin más explicaciones, es clave buscar la raíz del problema. Algunas estrategias incluyen:
✅ Evaluación de la microbiota intestinal para detectar disbiosis o SIBO.
✅ Pruebas de intolerancias alimentarias para descartar reacciones adversas a ciertos alimentos.
✅ Reducción del estrés con técnicas como la respiración diafragmática, el yoga o la meditación.
✅ Dieta antiinflamatoria y baja en FODMAPs según la tolerancia individual.
✅ Apoyo al eje intestino-cerebro con probióticos específicos y estrategias para mejorar la salud mental.
Conclusión
El síndrome del intestino irritable no es una enfermedad única, sino un conjunto de síntomas con múltiples causas posibles. No solo afecta el sistema digestivo, sino que también tiene un impacto en el bienestar mental debido a la conexión entre el intestino y el cerebro.
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